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Testimonio personal y comunitario durante el voluntariado en el Jubileo 2025.
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María Cecilia Fladung, coordinadora de la Pastoral Social arquidiocesana.
Arquidiócesis de Santa Fe de la Vera Cruz, Argentina.
Jubileo de la Esperanza
Al inicio de este tiempo como voluntaria en la acogida de los peregrinos del año jubilar en Roma, me topé con un dato curioso de la historia: se conoce que los jubileos inician como una respuesta a la voluntad del pueblo (1) que pidió -y pide hoy también- renovar la fe, para recomenzar y celebrar. Así en el año 1300 el fervor y la devoción popular fueron el motor del inicio de los Jubileos Católicos (2), que desde 1475 se celebran cada 25 años para que toda generación pueda ser contemporánea y testigo de un jubileo.
El Jubileo es primero humildad, es reconocer la necesidad de Dios presente en nuestras vidas, es un reposo del corazón en la oración y el perdón. Quienes peregrinan con la cruz testimonian que el camino es -a la vez- una pausa del mundo estando en el mundo.
El ritmo de la Plaza San Pedro se siente en el andar de peregrinos y turistas, que se encuentran en los cruces de las vallas preguntando cómo visitar museos, basílicas y puertas santas, en una ciudad que contiene en cada piedra y en cada callecita, las raíces de la fe católica.
Siendo extranjera de estas tierras y en el matiz de mis propios orígenes, pienso y siento constantemente a nuestro pueblo: ¿nos queda lejos el jubileo en latinoamérica?, ¿cómo vivir el fervor de esta historia cargada de sucesos tan controversiales?, ¿es el jubileo de la esperanza la voluntad de nuestras comunidades?
En un discurso, el Papa Francisco le propone a la Iglesia en América Latina promover “un estilo sinodal de pensar, de sentir y de hacer” con una “fuente de inspiración profunda en San Juan Diego” quien en el encuentro con la Virgen de Guadalupe llega a conmoverla; y nos dice:
“En estas escenas podemos ver con sencillez y profundidad sinodalidad y comunión simultáneas. El laico anuncia la buena noticia, confiando fundamentalmente en la dimensión eclesial y sobrenatural de su misión, y no tanto en sus fuerzas. ¡Esta es una bella experiencia de conversión sinodal! Esta misma confianza le permite también acoger, sin complicación, la responsabilidad que el obispo posee al interior de la comunidad. El resultado de este ejercicio sinodal y comunional no sólo son las rosas que aparecen frente a todos, no sólo es la imagen milagrosa impresa en la tilma del santo, sino el inicio de un proceso de reconciliación fraterna entre pueblos enemistados. Proceso nunca perfecto, pero que ayudó sin dudas al nacimiento de una nueva realidad en América Latina. En otras palabras, la sinodalidad ad intra da frutos de fraternidad ad extra.”(3)
En las manifestaciones de grupos en la plaza, en los mensajes de las audiencias y en las celebraciones de este Año Santo, la ciudad vaticana es un constante bregar por la paz e instar a construirla. El Jubileo se convierte en una oportunidad de percibir una Iglesia de todos y de cada uno, inmensa en la diversidad y cercana en el encuentro.
Para América Latina -tierra con calor de una madre que acoge-, el Papa Francisco nos pide replicar el mensaje revolucionario de la esperanza. Nos habla de una pastoral auténtica que se inspire en la libertad de cada cultura y que se motive en las mociones del Espíritu Santo, situadas en las comunidades y como puentes de fraternidad.
«Por medio de Juan Diego, la Madre de Dios hacía llegar un revolucionario mensaje de esperanza que aún hoy repite a todos los peregrinos y a los eles: “¿Acaso no estoy yo aquí, que soy tu madre?”. Un mensaje similar se graba en los corazones en tantos santuarios marianos esparcidos por el mundo, metas de numerosos peregrinos, que confían a la Madre de Dios sus preocupaciones, sus dolores y sus esperanzas. Que en este Año jubilar los santuarios sean lugares santos de acogida y espacios privilegiados para generar esperanza» (4)
¡Peregrinemos entonces a la casa de nuestra madre! Lleguemos a los santuarios y que el caminar juntos en este año jubilar nos permita ser parte de una historia grande, de una Iglesia de “todos todos todos”, con una disposición del corazón -personal y comunitaria-, como expone Francisco en la última encíclica “Dilexit Nos”:
“Nuestras comunidades sólo desde el corazón lograrán unir sus inteligencias y voluntades diversas y pacificarlas para que el Espíritu nos guíe como red de hermanos, ya que pacificar también es tarea del corazón. El Corazón de Cristo es éxtasis, es salida, es donación, es encuentro. En él nos volvemos capaces de relacionarnos de un modo sano y feliz, y de construir en este mundo el Reino de amor y de justicia. Nuestro corazón unido al de Cristo es capaz de este milagro social.” (5)
Voluntarios del Año Santo
El voluntariado es primeramente disposición. Llegamos a Roma sin saber que tarea nos tocaría y que de nosotros serviría a los demás. Estar listos fue confiar en la experiencia transformadora del servicio. Cada voluntario llega con sus propias motivaciones, provenientes de tantos lugares y culturas diferentes, con hábitos, edades, idiomas y búsquedas distintas. El primer desafío fue y es ser una gran familia, contener e impulsar en la tarea.
El último domingo que estuve de servicio, la 2da lectura durante la celebración de la Misa nos recordó: “Así como el cuerpo tiene muchos miembros, y sin embargo, es uno, y estos miembros, a pesar de ser muchos, no forman sino un solo cuerpo, así también sucede con Cristo.” (1º Carta de San Pablo a los Corintios). ¿Qué parte única del cuerpo somos?, ¿qué necesita de nosotros el cuerpo, que es Iglesia y es humanidad?
La fuerza del laico me conmueve y me asombra, es resiliente y decidida en el camino del encuentro. Todos quienes alguna vez fuimos testigos o partícipes de estar al servicio sabemos del poder de una sonrisa y de la palabra cálida que permite la acogida. La belleza se presenta en los gestos pequeños, cercanos y atentos. Luego, en el descanso, el corazón reposa en esa certera presencia de Dios y va calando la interioridad y la historia de cada uno. La transformación hacia la esperanza es experiencia comunitaria.
“Contar una historia es una invitación a vivir una experiencia. Cuando los primeros discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron: «Maestro, ¿dónde vives?» (Jn 1,38), Él no les respondió dándoles su dirección, sino que dijo: «Venid y lo veréis»” (Papa Francisco) (6)
Cercanos a Francisco
Llevar la bandera Argentina o tener un mate en la mano en Plaza San Pedro es una constante referencia a Francisco, y se escucha decir: “¡Argentina, como el Papa!, ¿lo vas a ver?, ¿por qué no visita su país?”. Francisco es sin dudas nuestro, su origen e identidad marcan su pontificado. Es lindo saberlo propio a nuestra cultura; leerlo y escucharlo tiene ese sabor a cercanía.
Lo que sucedió después fue totalmente inesperado: tenerlo cerca, tomarlo de la mano, percibir la fragilidad de lo humano y la potencia de su misión. Al inicio fue una experiencia incómoda por el privilegio de estar ahí, pero en el encuentro -esos segundos fugaces- me trascendieron completamente. Ya no estaba ahí por mí ni para mí. La única forma de estar ahí, de poder rezar en imponentes lugares sagrados e históricos o el mismo servicio del voluntariado, es en/con/por la comunidad. Tomé fuerte entre mis manos una serie de intenciones y eso le dió un sentido eclesial inmenso, que después confirmé en tantos y tantos mensajes que con alegría se sintieron también bendecidos.
De alguna forma nos hacemos canales de la esperanza y el júbilo se multiplica. En silencio, el corazón atesora esos momentos, pero en lo comunitario la invitación es a compartir y contar las experiencias de fe que son transformadoras: «¿Acaso se trae una lámpara para ponerla debajo de un cajón o debajo de la cama? ¿No es más bien para colocarla sobre el candelero?” (Mc. 4, 21). El pedido siempre es uno: rezar por Francisco.
Contar historias de esperanza
El Año Jubilar tiene una agenda de grandes eventos temáticos que convocan concretamente a repensar las prácticas y la construcción de la esperanza. El Jubileo de las Comunicaciones (7) fue el primero de los encuentros y contó con más de 130 países representados.
El Papa se encontró con trabajadores de la comunicación y los exhortó a una responsabilidad única: “…tus herramientas de trabajo son las palabras y las imágenes. Pero antes de eso el estudio y la reflexión, la capacidad de ver y escuchar; ponerse del lado de los marginados, de los que no son vistos ni oídos para reavivar el corazón de quienes los leen, los escuchan, los miran…” (8)
El encuentro tuvo la participación de numerosos referentes de la comunicación, como por ejemplo Maria Ressa: periodista filipina que lucha por la libertad de prensa y la paz, en un sistema en donde las mentiras y el odio se propagan más rápido y son más eficaces en el objetivo de control y manipulación. La economía y la tecnología -refiere la oradora- son los campos donde se plantean los desafíos para no encender la violencia.
Hoy todos somos usuarios y consumidores en las redes, y lo que pasa en los medios condiciona nuestras vidas y la manera de participar en el mundo. Sin verdad no podemos tener confianza y sin confianza no hay democracia, no hay posibilidad de construcción comunitaria ni solidaridad. María sostuvo en su discurso cuatro desafíos: fortalecer la confianza, decir la verdad y tener claridad moral en las injusticias, proteger al vulnerable y reconocer el poder de contribuir con la paz colectiva. La esperanza -dijo- no es pasiva, sino activa, implacable y estratégica.
“La esperanza es siempre un proyecto comunitario. Pensemos por un momento en la grandeza del mensaje de este año de gracia: todos estamos invitados —¡realmente todos!— a recomenzar, a permitirle a Dios que nos levante, a dejar que nos abrace y nos inunde de misericordia. En todo esto se entrelazan la dimensión personal y la comunitaria…” (9)
Siguiendo el encuentro, se compartieron reuniones acerca del poder de la narración para impulsar cambios en la forma de relacionarnos. Colum McCann (10) se pregunta: ¿quién puede ser violento luego de escuchar una historia de fragilidad humana? La parte triste es la respuesta de que eso sucede: callar, ignorar, negar, borrar o impedir que se cuenten las historias, cortando el flujo vital de lo comunitario. La potencia, sin embargo, reside en detenernos a conocer, escuchar y compartir. Comunicar es un acto profundamente educativo.
En este sentido pienso en la expresión de Francisco sobre los santos de la puerta de al lado: “…aquellos que viven cerca de nosotros y son un reflejo de la presencia de Dios…” (11), esas personas que son signos de resistencia, de construcciones alternativas y empatía profundamente humana. Esas historias como germen de bondad en medio del mal.
“Es hermoso encontrar estas semillas de esperanza y darlas a conocer. Ayuda al mundo a ser un poco menos sordo al grito de los últimos, un poco menos indiferente, un poco menos cerrado. Sepan encontrar siempre los destellos de bien que nos permiten esperar. Esta comunicación puede contribuir a entretejer la comunión, a hacernos sentir menos solos, a descubrir la importancia de caminar juntos.” (12)
Es así como somos parte de un tejido vivo, entrelazado y conectado. No todas las historias son buenas y sin embargo también deben ser contadas para redimirlas. Contar sin sembrar el odio o el miedo que desgastan los frágiles hilos de la convivencia. Celebrar la esperanza es poder detenernos a verla en lo cotidiano, con júbilo, con misericordia y con un profundo agradecimiento de ser contemporáneos a este tiempo de peregrinaje.
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Enero de 2025, Ciudad del Vaticano, Italia
Para información oficial sobre el Jubileo 2025 y el voluntariado ingresar a: https://www.iubilaeum2025.va/es.html
1 Bonifacio VIII y la idea del primer Jubileo. María Milvia Morciano. Vatican News.https://www.vaticannews.va/es/vaticano/news/2024-04/bonifacio-viii-y-la-idea-del-primer-jubileo.html
2 Jubileos en la historia. Sitio web del Jubileo. https://www.iubilaeum2025.va/es/giubileo-2025/giubilei-nella-storia.html
3 Discurso del Santo Padre Francisco a los miembros de la Asamblea Plenaria de la Ponticia Comisión para América Latina.https://www.vatican.va/content/francesco/es/speeches/2024/june/documents/20240627-pcal.html
4 Discurso del Santo Padre Francisco a los miembros de la Asamblea Plenaria de la Ponticia Comisión para América Latina.https://www.vatican.va/content/francesco/es/speeches/2024/june/documents/20240627-pcal.html
5 Carta Encíclica “Dilexit Nos” del Santo Padre Francisco. Sobre el Amor humano y divino del Corazón de Jesucristo.https://www.vatican.va/content/francesco/es/encyclicals/documents/20241024-enciclica-dilexit-nos.html
6 Discurso del Santo Padre a los participantes del Jubileo de las Comunicaciones, 25 de enero de 2025https://www.vatican.va/content/francesco/it/speeches/2025/january/documents/20250125-giubileo-comunicazione.html#_ftn3
7 Video del Encuentro Cultural y Audiencia, 25 de enero de 2025. https://www.youtube.com/watch?v=q0CtSUcIVN8
8 Discurso del Santo Padre a los participantes del Jubileo de las Comunicaciones, 25 de enero de 2025https://www.vatican.va/content/francesco/it/speeches/2025/january/documents/20250125-giubileo-comunicazione.html#_ftn3
9 Mensaje del Santo Padre para la LIX Jornada de las Comunicaciones Sociales.https://www.vatican.va/content/francesco/es/messages/communications/documents/20250124-messaggio-comunicazioni-sociali.html
10 Co-fundador y presidente de la fundación Narrative 4: https://narrative4.com
11 Exhortación Apostólica “Gaudete et Exsultate” del Santo Padre.https://www.vatican.va/content/francesco/es/apost_exhortations/documents/papa-francesco_esortazione-ap_20180319_gaudete-et-exsultate.html
12 Mensaje del Santo Padre para la LIX Jornada de las Comunicaciones Sociales.https://www.vatican.va/content/francesco/es/messages/communications/documents/20250124-messaggio-comunicazioni-sociali.html