Carta Abierta a la ciudadanía como síntesis de la Jornada Social en Santa Fe.
Hermanos y hermanas:
A un año de firmar y adherir al “Pacto Social que abrace al pueblo que sufre” hemos propuesto el ejercicio de revisitar el mismo, para evaluar y gestar, cómo seguir caminando la esperanza de una sociedad donde “nadie se quede afuera”. Hemos tendido una mesa donde pudimos convidar la palabra a miembros de la dirigencia política, a diversos actores de organizaciones, sindicatos, movimientos sociales, entre otras instituciones y agrupaciones. En una mesa diversa y poliédrica, pusimos en acto la necesidad de escucharnos y de buscar juntos, bajo la premisa que insistente- mente pregona el Papa Francisco: “nos corresponde organizar la esperanza, (…) traducirla en la vida concreta de cada día, en las relaciones humanas, en el compromiso social y político”[1].
Luego de una jornada de búsquedas y discernimiento comunitario, luego de relevar las cuestiones más urgentes que nos movilizan, escuchando las voces de los diversos sectores y actores del entramado social santafesino, asumimos nuevamente el compromiso de comunicar las preocu- paciones, algunos interrogantes, puntos de encuentro, acuerdos y desafíos.
Nos alerta y preocupa de sobremanera el crecimiento de la pobreza y la indigencia, y junto con ello, el flagelo del hambre y las adicciones. Detrás de cada número vacío y abstracto, se esconde un rostro sufriente que tiene nombre y apellido, una historia, sueños e ilusiones. No podemos tolerar que en la Patria del campo y la industria, hermanos nuestros, especialmente niños y adolescentes, sean privados del pan de cada día. Nos alerta el negocio descarado del narcotráfico que capta nuestros barrios, la circulación de droga y la ludopatía que avanza sobre nuestros niños, niñas, adolescentes y jóvenes. En relación a la ecología, nos inquieta la falta de una perspectiva integral, donde no todos acceden a los bienes y servicios básicos para la subsistencia. También nos preocupa la escalada del conflicto educativo en todos sus niveles, las posibilidades de diálogos muchas veces desdibujadas, sumado a la falta de confianza en las instituciones y en la democracia.
Ante ello nos preguntamos: ¿de qué manera nos involucramos y participamos en la creación de estructuras de contención y erradicación de distintos tipos de violencias, simbólicas y materiales, que nos azotan?; ¿de qué manera es posible pasar del orden del discurso a la materialización de gestos concretos que transformen la realidad efectiva?; ¿cómo reparar el tejido social herido ante el individualismo y la falta de confianza en la otredad? Algunas pistas pudimos recabar durante la jornada.
En relación a la Ciencia y la Técnica, la Universidad, sin monopolizar el conocimiento, es un actor social vertebral, que hace a la identidad de nuestra Patria y brinda la posibilidad de una movilidad social ascendente. Debe ser parte del pueblo y servir al pueblo, y por ello, debe salir al encuentro con la realidad efectiva, los barrios y otros actores, para poner a disposición la producción y el desarrollo del conocimiento en pos del bien común.
La cuestión de la ecología integral se debe asumir como un elemento transversal que pueda ordenar el mundo del trabajo, las políticas públicas y la centralidad de la persona. Constatamos que se llevan a cabo diversas experiencias ligadas al mundo laboral, insertas en un territorio de la comunidad, donde se establecen redes y se brindan a los sectores más vulnerados y vulnerables.
También reflexionamos que el narcotráfico es un negocio cruel que se gesta bajo la complicidad de múltiples actores que permiten que suceda. Sin embargo, hay instituciones, que muchas veces sin aportes gubernamentales, luchan día a día y cuerpo a cuerpo por brindar nuevos horizontes a quienes se acercan. Realizan un trabajo artesanal, e intentan recuperar mediante el paradigma del cuidado, el tejido social.
La educación precisa una resignificación. El trabajo con la inclusión y la diversidad en las escuelas es un desafío que exige seguir cualificando las respuestas; la inseguridad también golpea las puertas de las instituciones educativas y muchas veces no hay salida; hay un fuerte agotamiento por parte de los educadores, y la praxis de los mismos ha devenido en un “trabajo de riesgo”. Quizás sea necesario articular entre lo público y lo privado para responder a las demandas tecnológicas y laborales de nuestro tiempo.
Renovamos la convicción del trabajo como organizador de la sociedad y de la promoción de la dignidad de las personas. En un contexto de crecimiento de los empleos informales, es preciso revalorizar los procesos de la Economía Social y Solidaria, como así también, la gestación de Cooperativas que se presenten como alternativa a los modelos tradicionales de organización. Los sindicatos también están llamados a repensar este mundo del trabajo, como garantes de los derechos y el bienestar de las personas.
El hambre es una realidad en nuestra sociedad. Asumiendo dicha certeza, actores de la Campaña “Santa Fe Sin Hambre” y miembros del actual gobierno provincial se comprometieron públicamente a estrechar el diálogo y establecer acuerdos programáticos. Ambos sectores han podido expresar sus posicionamientos y bregar por un acuerdo mutuo.
En presencia de una política que pone como ídolo al mercado, pudimos reflexionar sobre la necesidad de abrazar, cultivar y promover una verdadera política, que ponga a la persona en el centro, que cuestione los principios de un capitalismo salvaje e individualista, que sea disruptiva y situada. Francisco le devuelve al pueblo la dignidad, y desde allí, es necesario forjar la legitimidad de la praxis.
A partir de todo lo mencionado, al igual que hace un año, mediante la firma del Pacto Social, insistimos en la apertura y convocatoria al diálogo, desde la posibilidad de reconciliar las miradas, en una construcción comunitaria de consensos, en pos de promover la inalienable dignidad de la persona y el desarrollo integral de las mismas. Hoy celebramos el funcionamiento del Consejo Económico y Social y los 20 años de la Mesa del Diálogo Santafesino, como gestos concretos de construir y sostener espacios en conjunto.
Al finalizar la jornada, quedan más preguntas que certezas, por lo cual, el desafío es acogerlas y comprometernos a buscar respuestas compartidas. Pese a ello, la gran certeza que hemos podido acuñar en la Jornada Social 2024, es la necesidad de crecer en el ser y hacer comunidad. Sostener la esperanza, abrazarla y asumirla como herramienta para vencer al desánimo es una urgencia que todos, todos, todos, debemos asumir. Una esperanza que no brota mágicamente, sino que precisa ser soñada y organizada por un pueblo que con los pies en el barro acrecienta la fraternidad universal y la amistad social. Así como consideramos que era preciso un pacto que abrace al pueblo que sufre, hoy reafirmamos la convicción de abrazarnos como pueblo que sufre.
Jesucristo, Señor de la historia , ¡te necesitamos! Que nuestra Madre de Guadalupe y de Luján, nos cubra bajo su manto y nos fortalezca.
Santa Fe de la Vera Cruz, sábado 19 de octubre de 2024
[1] Homilía en la Jornada Mundial de los Pobres, Santo Padre Francisco, 14/11/21
Toda la información de la Jornada Social se encuentra en el sitio web https://beacons.ai/jornadasocialsantafe